Un Barman, el verdadero Barman, el amante de su profesión y dedicado exclusivamente a ella, no debe ser considerado un simple mezclador de bebidas, ni tampoco un empleado común que se dedica a tal tarea.Al Barman se lo puede comparar con un artista, hacer bar puede ser considerado un arte, en toda la extensión de su palabra que, con su experiencia e inspiración, logra imponerse en donde se ubique. Asimismo, el Barman está frente a su público, al que debe interpretar de acuerdo con el momento, el carácter y la psicología de cada uno.
Para ello se necesita algo más que una gran experiencia o el conocimiento del elemento humano y la sensibilidad necesaria para comprender a cada uno. Más de una vez el barman se encuentra frente a desconocidos que luego de la segunda o tercera copa, le abren su corazón. Lo cual podemos considerar efecto, y muy importante por cierto, de la simpatía que ha logrado inspirar gracias a sus conocimientos y experiencias. El Barman en contacto directo y permanente con el público, debe cuidar especialmente su aspecto y paralelamente el de su trato. Debe ser amable, comprensivo, atento, respetuoso, medido, correcto. Ni demasiado efusivo, ni demasiado serio. Esta es la función específica de un Barman.
Sin embargo, todo esto se equilibra si el Barman es responsable y consiente, ya que está trabajando con bebidas alcohólicas, que manipuladas incorrectamente pueden producir serios perjuicios a la razón de ser del Barman, "el cliente".Para ello debe tener un amplio conocimiento de todo elemento que se encuentra en la barra, desde una coctelera hasta la más exótica bebida, como utilizarlo y como sacarle provecho, generando ganancias al negocio y un prestigio personal.Los clientes confían en su profesionalismo, es una gran responsabilidad su trabajo y debe ser consiente en todo momento de esto.
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